Sueños y pesadillas

Ya que anoche tuve un sueño un tanto extraño (hubo acusaciones, amigos que aparecen en esquinas y animales cariñosos, con eso lo digo tó') pues se me ocurrió hablar hoy en el blog sobre ese tema.
Los sueños y las pesadillas, el mundo nocturno en general, es algo que siempre me ha llamado mucho la atención, y no hay cosa que me fastidie más que despertarme y que se me olvide de golpe todo lo que he soñado o que alguien me despierte justo en medio de un sueño bonito.
Hay veces que mis sueños son tan reales que se dan dos consecuencias: 1º que sea bueno y piense 'Joder, ¿por qué no será real la situación que he soñado?', 2º Gracias a Buda que lo que he soñado es un sueño.

Como mi pesadilla de anoche, que tuvo por otro lado una parte positiva y es que salió en ella mi queridísimo amigo Jorge, aunque fuera unos segunditos xD.
Nada, soñé básicamente que nos acusaban a mi madre y a mí por maltrato a mi hermana (o.O... con lo bien que vive la niña!) y pues nos ponían como un arresto domiciliario. Y de repente no sé cómo yo me saltaba el arresto y me iba por ahí en bus (!) y de repente girando una esquina vi un grupito de chavales/as sentados en un banco, entre los que se encontraba Jorge, al que pude verle claramente la cara.
Y después algo mucho más raro, y es que estaba en la puerta de mi casa (supongo que sería mi casa) y venían muchos perros que querían entrar y yo medio llorando tenía que echarlos.

Hombre... visto de una forma u otra todo tiene algo de relación con mi vida real, quiero decir, que con mi hermana tengo mucha relación y alguna que otra vez me he sentido un poco culpable por cosas que le he dicho, Jorge es una persona, como todos saben, muy importante para mí y últimamente mi perro no está muy bien, así que supongo que todo se relaciona.

Hay sueños que realmente llegan a traumatizar. Yo he tenido algunos bastante repugnantes que me han tenido amargada algunas mañanas, porque sólo de recordarlo me sentía mal.
Pero demos gracias a que todo queda ahí, en un sueño.

Aunque haya veces que, aunque deseemos con locura que sea verdad, nos quedemos sentados en la cama lamentando que sólo fuera eso, un sueño.