BLOGGER TEMPLATES - TWITTER BACKGROUNDS »

22 mayo 2006

Una necesidad

"... Y en ese sentido, todo monógamo sucesivo debería anotar en el carácter de cada nuevo enamoramiento un índice de variación que se acusa a medida que se va avanzando a nuevas regiones de la vida.
Detalle que años antes pasaban por insignificantes llegan a convertirse en la razón exacta por la que, tiempo después, nos sentimos atraídos por una persona.
Sin ir más lejos, a mí me gustaban los músicos por lo que representaban: energía, movimiento, exaltación, y pensaba que todas mis posibilidades futuras de felicidad estaban contenidas en aquellas cualidades - virtudes a mis ojos - que implicaban una promesa de cambio.
Y en aquél tiempo no me hubiera fijado en alguien como él, que personificaba todo lo contrario: tranquilidad, sosiego, paz... inmovilidad.
Pero después de haber tenido mi dosis de movimiento resultó que la agitación había sido excesiva, que me había dejado mareada, atontada y por lo tanto en situación de interpretar como virtudes lo que tiempo atrás hubiera considerado defectos, y viceversa, de forma que llegó a parecerme encantadora, por ejemplo, una predecibilidad que antaño no hubiera dudado en calificar de aburrida.
También me podía haber aburrido, en otro tiempo, su carácter tranquilo y reservado que, sin embargo, acabó siendo, de entre sus rasgos, uno de los que más me gustaban.
Todo lo que decía lo expresaba claramente y con naturalidad, sin prisas ni dudas, aderezando la historia con algún que otro chiste o broma.
Parecía de una absoluta inocencia y simplicidad, pero una se daba cuenta enseguida que había algo misterioso en él que se notaba, precisamente, en sus silencios.
Sí, él era predecible por puntual.
Exacto como un reloj suizo, aparecía por casa siempre entre las seis y seis y media con su bolsa de la compra bajo el brazo. El único día que se retrasó, cuando apareció por casa a las ocho y tantas, advertí de repente cómo los extraños pensamientos que llevaban dos semanas dándome vueltas dispersos en la cabeza se reunían en conciliábulo, descendía por el pecho y acababan por concentrarse en un punto concreto de mi anatomía, traducidos en una punzada en el corazón: una necesidad nueva, ávida y absurda de él."

3 acusaciones:

Anónimo dijo...

¿de quien es el texto?

Eámanë dijo...

De Lucía Etxebarría (esa autora que Jorge adora :P), del libro 'Un milagro en equilibrio'.
Ese trocito me encantó.

Anónimo dijo...

Tiene buena pinta ^^