Carnaval Cádiz '07

Anoche fue el sábado de Carnaval en mi ciudad. La verdad es que una vez que vives la fiesta aquí es complicado imaginarte un año sin ir y disfrazarte.
Me disfracé de pirata una vez más (aunque hacía unos 4 años que no lo hacía) y me reuní con mi grupo de amigos.
Éramos un grupo peculiar. Había cinco hippies (Manolo, Rafa, Jose, y dos primos de Manolo cuyos nombres no recuerdo ni quiero recordar), un sacerdote algo... tétrico (Roberto), una animadora sin pompones (...), una enfermera (Belén), una vaquera (Cristina), una colegiala (María), un Donald y una Daisy (dos amigos de Rober).
Fue un poco complicado llegar hasta Cádiz, ¡pero lo conseguimos!
Eso sí, recorriéndonos toda la Avenida a patitas... una avenida que mide, aproximadamente, 4 km y medio. Ya decía yo que notaba un ligero dolor en las piernas... ¿de qué podrá ser? Preguntaré a House.
Cuando llegamos el cachondeo y las risas desbordaban la Plaza de España, aparte de, obviamente, la gente.
Había todo tipo de disfraces. Los típicos de toda la vida, como puede ser de princesa, vaquero, muertos vivientes... y había otros que, de verdad, hay que tener mucho ingenio para ocurrírsele a alguien.
Vi dos galletas Marías, dos Beas (Yo soy Bea), un grupo entero de váteres (...), un soduku, varios reporteros del CQC, chupachups, piezas del tetris... me encanta.
Aunque lo que de verdad está guay es disfrazarse en grupo. A ver si el año que viene lo planeamos mejor.
Estuvimos todo el tiempo en la Plaza de España porque no había dios que se moviera sin tener que dar y recibir empujones y codazos varios, así que decidimos no hacer excursiones peligrosas y quedarnos con lo seguro. Aún así, mi amiga Belén consiguió sacarme de mi tranquilo estado zen para llevarme por ahí de pubs, para que ella se tomase dos o tres chupitos. La quise matar... matar... sangrientamente. Pero ése es otro tema.
Sólo me encontré a dos compis de clase, una chica llamada Carolina que iba como de princesa o algo así, con la que me hice la única foto. Si me la pasa ya la colgaré. Y a mi amiguillo Moy, disfrazado como yo de pirata Jack Sparrow (...con la botella de ron!). Moy estaba, creo, bastante contentillo alcohólicamente hablando, porque fue verme y me dio un abrazo que me levantó por los aires dando vueltas. Un Moy normal no es tan efusivo. De hecho puede ser, incluso, sequillo. Así que le echo las culpas a la bebida de tan sorprendente explosión de ternura.
La noche acabó bien, aunque yo ya estaba cansada, harta de la pasada roja y con las piernas que se me iban a caer a trocitos.
María, la novia de Rafa (uno de los hippies) nos llevó a casa en coche.
Ella y Rafa se adelantaron al grupo, porque íbamos algo lentillos... es lo que tienen los chupitos.
Pero cuando nos llamaron diciendo 'O estáis aquí a y cuarto o nos vamos sin vosotros' Cristina y yo nos pusimos las pilas, y recorrimos la Avenida y el centro de Cádiz en menos de veinte minutos. Belén quedó aparentemente atrás, pero luego Manolo y ella nos alcanzaron.
Muy diver todo. Mucha grasa quemada. Muchas agujetas. Auch.
Total, que entre pitos y flautas llegué a mi casa a las 8 menos cuarto de la mañana. Entre que me desmaquillé y me quité el disfraz dieron las 8. Y ahí que caí rendida en mi camita... ¡oh, mi cama!
Pero la cosa duró poco porque, gracias a mis mundialmente conocidos vecinos, me desperté gracias a múltiples ruidos. Así que después de echar maldiciones a unos y otros, me levanté a las 10 y media.
He dormido, por tanto, dos horas y media.
Y ahora, en vez de dormir siesta, aquí estoy contando todo esto. Estoy majara.
Lo único que me faltó para tener una noche redonda fue ver a Dave disfrazado de mujer árabe xDDD.
Esta fiesta merece la pena. Aunque entiendo que quien no lo ha vivido desde el biberón, difícilmente pueda entenderla.