La mente es muy inteligente. En momentos de tensión, es capaz de hacernos afrontar una situación difícil con la mayor naturalidad del mundo, sin esfuerzos ni presiones, como si no debiera afectarnos en absoluto el suceso en cuestión. Y la mente nos mantiene atentos a otras cosas menos importantes, sobrellevamos la tristeza o el pesar apenas sin problemas. Creemos tenerlo todo superado, y entonces, un buen día, sin saber por qué, lloras a ese familiar que murió hace una semana o piensas con añoranza en esa amiga con la que te peleaste hace dos meses. Y de pronto toda la angustia, que no ha desaparecido sino, todo lo contrario, ha ido acumulándose en algún rincón recóndito de tu alma (si es que tal cosa existe), termina por derramarse como el agua de un vaso, te inunda, te reconcome, y acabas llorando por algo del pasado que creías superado.
Un mal día.
06 junio 2007
XSaudade
Confesado por Eámanë a las 11:18 p. m.
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2 acusaciones:
Supongo que a veces es mejor no pensar mucho en ciertas cosas... Espero que ya estés bien...
Gracias. Ya estoy mucho mejor ;).
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