Sé que lo ha hecho sin mala intención. No puedo malpensar de ella, dudo que me hiciera daño a posta. Pero lo ha hecho. "Yo sólo quería ayudar", dice.
Y se me antoja decirle tantas cosas. Cosas como que hay gente que sabe ayudar y otra que no, y ella es de ese segundo grupo.
El mundo está lleno de buenas intenciones, pero los resultados no siempre son buenos.
Cuando dije 'No se lo cuentes a nadie', ella escuchó 'Corre y cuéntaselo en cuanto puedas'. Y lo contó. Con buena intención, pero lo contó. Ayuda, ayuda...
Confianza. Una palabra con un significado sobrevalorado. ¿En quién puedo confiar, si ya no puedo confiar en ella?
Ella, que siempre la admiré, de la que siempre tuve celos. "Qué simpática es, ojalá yo fuera como ella". "Qué risueña, y yo qué seria soy a veces". "Qué buenas notas, con lo mediocre que yo me considero". "Qué expresiva, mis sonrisas no son tan explosivas como las suyas". "Qué imaginativa, yo no soy capaz de convertir un imperdible en un adorno, nunca se me habría ocurrido". "Qué personalidad tan marcada tiene, la mía varía con el tiempo". "Es estupenda".
Sí, la cosa era así. Yo la admiraba como se admira a alguien superior, inalcanzable, pero era feliz de saber que para ella yo también era importante.
La valoro, me infravaloro. Así ha sido toda la vida.
Y a pesar de eso yo la quería (no sé si usar el tiempo pasado en este verbo es justo, pero usar el presente me cuesta mucho ahora mismo). Como a una hermana. Y confiaba en ella, ciegamente, como sólo se confía en una hermana.
Y qué decepción tan grande...
Sin mala intención, pero qué decepción.
¿Sólo puedo fiarme de mí misma? Me pregunto. Desde luego, a mí misma no puedo traicionarme.
Sólo tenía que escuchar y callar. No escuchar y hablar.
Se lo pedí.
Con buena intención, sí, pero lo contó.
Y aquí estamos, en un punto muerto. Y no sé hacia dónde dirigirme ni cómo comportarme ahora con ella. ¿Se arreglarán las cosas? preguntaste. Por supuesto que sí. No puedo borrar tantos años buenos por un error cometido.
¿Me perdonarás? No lo dudes. Te perdonaré.
¿Volverás a confiarme tus confidencias? ...
Me doy la vuelta y me voy. Y la dejo con la pregunta en el aire, que de repente huele diferente. Huele a desconfianza.
19 septiembre 2007
Sin mala intención
Confesado por Eámanë a las 9:23 p. m.
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